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Cómo pequeños cambios en tu rutina reducen tu huella ecológica

Cuando hablamos de “huella ecológica” solemos pensar en acciones grandes: plantar árboles, usar solo energía solar o dejar de usar el carro. Pero la realidad es que los cambios más poderosos empiezan en lo cotidiano, en lo que haces todos los días sin darte cuenta.

La rutina que repites cada mañana y cada noche puede estar dejando una huella mucho más grande de la que imaginas… o ayudarte a reducirla.

1. El jabón y la espuma que contaminan

¿Sabías que la espuma no significa limpieza? Muchos jabones, shampoos y dentífricos tienen espumantes artificiales que no se degradan y terminan contaminando el agua. Pasarte a productos naturales es un cambio pequeño, pero con un impacto enorme en ríos y mares.

2. El plástico que usas sin pensar

El sector de desodorantes, por ejemplo, genera más de 6.800 toneladas de desechos plásticos al año solo en empaques. Un simple tubo que usas y botas se convierte en un problema que dura cientos de años en desaparecer. Elegir envases reutilizables o recargables marca la diferencia.

3. Lo que aplicas en tu piel, también lo absorbe el planeta

Cada ingrediente químico que aplicas en tu piel no desaparece: se va con el agua de la ducha y termina en ecosistemas donde afecta la vida de peces, corales y plantas. Cambiar a productos naturales y biodegradables es cuidar tu piel y tu entorno al mismo tiempo.

La clave está en lo cotidiano

No necesitas cambiar toda tu vida de un día para otro. Empieza con pasos sencillos:

  • Usar jabones naturales sin químicos.
  • Apostar por envases recargables.
  • Elegir marcas que cuiden tanto de tu piel como del planeta.

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